Este verano hemos tenido dos fenómenos astronómicos espectaculares y que han podido ser disfrutados a simple vista. Por una parte, Marte, nuestro querido planeta rojo, se puso a la mínima distancia de la Tierra de los últimos quince años. Y, por otro lado, tuvimos el eclipse de Luna más largo del presente siglo. Dos espectáculos naturales de lo más hermoso.
(Fotografía: Agrupación Navarra de Astronomía. La Luna eclipsada y Marte brillando) |
Por si todo esto resultase poco, hay que tener en cuenta que justo en el momento del eclipse lunar, el planeta Marte se encontraba alineado con el Sol y en lados opuestos a la Tierra, por lo que si unimos las tres cosas (cercanía del planeta, eclipse y alineamiento con el Sol), resulta que durante unos días el planeta rojo ha estado más brillante en el cielo, pudiéndose comprobar incluso a simple vista como era el astro más reluciente del firmamento junto con Venus. Así se llegó al momento más importante el 27 de julio. ¿Cómo lo veis?
Como dato para los Pequeños Alquimistas, deciros que Marte estuvo a tan sólo 57.6 millones de kilómetros de la Tierra que, además, correspondía con el punto más cercano en su órbita con el Sol (a esto se le llama perihelio). Los planetas del Sistema Solar giran alrededor del astro rey mediante órbitas elípticas (si cogemos un círculo y lo estiramos por dos puntos enfrentados, lo alargaremos y tendremos una elipse) y, por este motivo, la Tierra y Marte, aunque seamos vecinos, tenemos órbitas diferentes, de diferente tamaño, y por eso cada dos años los dos planetas se alinean con el Sol, pero no tienen por qué coincidir con su punto más cercano.
Y, para terminar, una observación. La Luna se tiñó de rojo en su eclipse y Marte tenía un color más rojizo de lo habitual porque, además está sufriendo una tormenta de polvo que cubre el planeta. ¡Qué coincidencia! ¿verdad?
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