¡Hola, Pequeños Alquimistas!
Si habéis echado un vistazo a los talleres de fin de semana del mes de febrero, habréis visto que el domingo día 14 te proponemos que seas "Paleontólogo por un día". ¡Genial! Y hoy vamos a aprovechar para explicar qué es y qué hace un paleontólogo. De esa forma, seguro que iréis al taller ¡con muchas más ganas!
(Foto: UNED) |
Y, ¿que es la fosilización? Cuando un organismo deja de estar vivo, su cuerpo comienza a descomponerse gracias a la acción de las bacterias y las propias enzimas que van degradando los tejidos, por lo que las partes blandas (músculos, vísceras,...) se desintegrarán con más facilidad que las duras. De hecho, seguro que cuando habéis ido a dar un paseo al campo, os habréis encontrado con restos de algún animal que se ha quedado en lo que queda de los huesos, o incluso huesos sueltos en mitad del suelo, sin rastro de carne.
Esto sucede cuando el cuerpo se encuentra a la intemperie, sometido a la acción del ambiente que le rodea. Pero, ¿qué sucede si el cuerpo se cubre rápidamente por una o varias capas de sedimentos? Para explicar esto, nos tenemos que remontar a épocas muy antiguas, prehistóricas. Los seres vivos que han vivido en zonas que, posteriormente, han sido cubiertas por agua (bien sea mares, lagos o cauces de ríos), al morir, es más fácil que sus cuerpos puedan ser cubiertos por los propios sedimentos que arrastra el agua. Hay que tener en cuenta que muchas de esas masas de agua han ido evolucionando a través del tiempo, cambiando de forma con el terreno, o incluso desapareciendo.
Por la acción de todos esos años, siglos, milenios... el cuerpo de este organismo muerto se ha cubierto por varias capas de esos sedimentos que están compuestos de partículas de rocas y minerales disueltos en el agua, o incluso transportados por el aire. Una vez que las partes blandas han seguido su proceso de descomposición, quedan al descubierto las partes más duras, como conchas o huesos, que permanecen protegidas de la acción exterior por ese gran manto de sedimentos que hay depositados sobre ellos. Ahí comienza un proceso de intercambio de sustancias químicas con el sedimento, apareciendo la mineralización del hueso o concha. De esta manera, se va transformando en una piedra que, además, está protegida de los elementos atmosféricos por lo que dura muchísimo más en esa forma.
Cuando a través de la erosión del aire o del agua, o por la acción del hombre, quedan al descubierto de nuevo, se puede observar cómo han mantenido perfectamente toda su estructura, pero con aspecto de roca. Y también puede ser, por ejemplo, el momento en que un paleontólogo acaba de descubrir un resto de un ser vivo que puede poseer miles y miles de años por medio de excavaciones en lugares donde se supone existieron estos seres. Gracias a la acción de estos científicos, podemos establecer los animales que vivieron en épocas donde aún el ser humano ni existía, o incluso descubrir que estos seres humanos o sus antecesores habitaron zonas que hasta ese momento eran desconocidas, o encontrar restos de animales prehistóricos como dinosaurios en zonas de nuestro país (ver los magníficos estudios de la Fundación Atapuerca).
Y ahora, ¿te apetecería sentirte paleontólogo por un día? Ven a hacer con nosotros el taller que te proponemos y lo pasarás genial.
Para ilustrar todo esto que hemos dicho, os dejo un vídeo recomendado por hablandodeciencia.com en el que nos muestran la primera parte de un "Viaje al pasado a través de los fósiles". ¡Que lo disfrutes!
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