A lo largo del tiempo, todos tenemos cosas que nos encantaría poder guardar para siempre en un baúl o en una caja gigante, para cogerlas cuando nos hagan falta y jugar, leer, o simplemente recordar. El problema es que, para poder guardar todas estas cosillas (que serían muchísimas, porque si tuviéramos posibilidad, guardaríamos casi todo), nos haría falta mucho más que una habitación. Probablemente, sería necesario tener una gran casa para poder guardar estos recuerdos... y ni aún así.
Sería chulo, ¿verdad? Pero, es poco práctico. Tendríamos que repartirnos el trabajo entre muchas personas y que cada uno guardase unas cuantas cosas.
Imagina que toda esa serie de recuerdos y objetos, que guardamos por si acaso hacen falta más adelante, fuesen suficientemente pequeños como para poder archivar miles de ellos en un estuche. Imagina que esos "objetos" fuesen las señas de identidad de las especies que pueblan nuestro planeta, ya sean animales o vegetales, material genético, tejidos celulares y células reproductoras. ¿Con qué objeto? Nada más y nada menos que para poder reservar unas muestras de especies que existen o han existido y que no se borre del mapa del tiempo su paso por la Tierra. En definitiva, sería como guardar una foto en previsión del desastre al que la especie humana está llevando a muchas de las especies que viven con nosotros.
Os voy a dar un dato muy triste: en los últimos cien años, ¡¡han desaparecido unas 600 especies de animales vertebrados!! ¿Qué os parece? Y estas desapariciones no han sido provocadas por desastres naturales ni cataclismos (como en el caso de los dinosaurios, u otros fenómenos anteriores). Para nada. Esta extinción masiva ha sido provocada por los humanos por sobreexplotación de recursos, por contaminación de zonas, por el calentamiento global del planeta, etc. ¿El resultado? Han desaparecido para siempre especies que han tardado millones de años en evolucionar hasta que nosotros hemos eliminado su existencia.
Por suerte, hay una iniciativa que está funcionando desde hace tiempo promovida y patrocinada por la Sociedad Zoológica de Londres, el Museo de Historia Natural y la Universidad de Nottingham, mediante la que se guarda material genético y células vivas de especies en peligro de extinción, con el fin de, en un futuro, poder llegar a clonarlas y que vuelvan a existir sobre nuestro planeta. Este proyecto sin ánimo de lucro se llama Frozen Ark (traducido sería "Arca congelada", porque el material se guarda en condiciones de ultracongelación), haciendo referencia a la figura del Arca de Noé que preservó ejemplares de todos los animales de la Tierra para que hubiera un futuro tras el Diluvio Universal. Otra cosa será que las leyes y la ética acompañen al posible proceso de clonación, pero al menos si podemos decir se tienen guardadas las esencias de estas especies animales.
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