Desde hace mucho tiempo, venimos escuchando hablar del cambio climático que está sufriendo nuestro planeta. Un buen montón de fenómenos atmosféricos que provocan cambios en el clima de las zonas terrestres afectando a la vida cotidiana de la población y sus formas de vida. Seguro que os suenan fenómenos como la reducción del hielo en los casquetes polares, suceso que viene provocado por un calentamiento global de la Tierra.
¿Qué quiere decir esto? En las últimas décadas, la temperatura global de nuestro planeta ha ido subiendo a razón de casi 0.2ºC cada diez años, como valor medio, por lo que podemos decir que desde 1980, la temperatura ha subido 0.6ºC. A lo mejor, visto así, podríais pensar que no es nada, ni tan siquiera llega a un grado, pero no es tan simple. Pensad que el hielo de los Polos estaría sometido a ese grado más de temperatura cada década, si seguimos a este ritmo, por lo que en noventa años estarían soportando casi 2 grados más. Más hielo que se derrite.
Si el hielo se derrite, lógicamente, ese agua que se obtiene debe de ir a parar a algún sitio, y qué mejor sitio que a los océanos que le rodean. Y si llega a los océanos, los mares que se encuentran en contacto con ellos aumentarían de nivel y, si continuamos con el razonamiento, los ríos que desembocan en los mares aumentarían su nivel de agua e inundarían los pueblos y ciudades cercanas. ¿Veis? El cambio climático podría hacer que en el año 2100, ciudades tan emblemáticas como Londres estuvieran cubiertas por una gran cantidad de agua. Desaparecerían las calles.
Esta estimación ha sido denunciada por la sociedad científica Climate Central mediante una proyección en la que se recrea qué les pasaría a ciertas ciudades con un incremento en el nivel del agua, ocurrido por un aumento global de la temperatura de 2ºC y qué pasaría si las cosas se ponen más serias y llega a 4ºC, algo que no sería descabellado dado el ritmo actual de vida que lleva nuestra sociedad.
¿Qué quiere decir esto? En las últimas décadas, la temperatura global de nuestro planeta ha ido subiendo a razón de casi 0.2ºC cada diez años, como valor medio, por lo que podemos decir que desde 1980, la temperatura ha subido 0.6ºC. A lo mejor, visto así, podríais pensar que no es nada, ni tan siquiera llega a un grado, pero no es tan simple. Pensad que el hielo de los Polos estaría sometido a ese grado más de temperatura cada década, si seguimos a este ritmo, por lo que en noventa años estarían soportando casi 2 grados más. Más hielo que se derrite.
Si el hielo se derrite, lógicamente, ese agua que se obtiene debe de ir a parar a algún sitio, y qué mejor sitio que a los océanos que le rodean. Y si llega a los océanos, los mares que se encuentran en contacto con ellos aumentarían de nivel y, si continuamos con el razonamiento, los ríos que desembocan en los mares aumentarían su nivel de agua e inundarían los pueblos y ciudades cercanas. ¿Veis? El cambio climático podría hacer que en el año 2100, ciudades tan emblemáticas como Londres estuvieran cubiertas por una gran cantidad de agua. Desaparecerían las calles.
Esta estimación ha sido denunciada por la sociedad científica Climate Central mediante una proyección en la que se recrea qué les pasaría a ciertas ciudades con un incremento en el nivel del agua, ocurrido por un aumento global de la temperatura de 2ºC y qué pasaría si las cosas se ponen más serias y llega a 4ºC, algo que no sería descabellado dado el ritmo actual de vida que lleva nuestra sociedad.
¿Por qué no deja de subir la temperatura del planeta? Fundamentalmente, tenemos que buscar dos causantes: la acumulación de partículas en la atmósfera y el efecto invernadero por emisiones de carbono. En ambos casos, es como si en la atmósfera estuviéramos colocando "más cosas" de las que deberían estar y, por tanto, los componentes que sí deben estar lo hacen en menor proporción además de que algunos pueden descomponerse.
Todo pasa por el alto grado de contaminación que poseemos, provocado por el uso de combustibles derivados del petróleo, del carbón, y la emisión de gases como el dióxido de carbono que hacen de pantalla (como el plástico de un invernadero) sobre la superficie de la Tierra y obstaculiza que salga calor al exterior. Como veis, el escenario no es nada positivo si no ponemos remedio. A comienzos de diciembre tendrá lugar la próxima Cumbre sobre Cambio Climático en París y deseamos que de ahí salgan unas conclusiones más que buenas intenciones, porque las grandes acciones en favor del medio ambiente tienen que salir de gobiernos y grandes empresas. Nosotros podemos hacer grandes cosas con pequeños gestos y seguro que, poco a poco, lo conseguiremos, pero no debemos de perder mucho tiempo si queremos evitar que no podamos ir a visitar el Big Ben de Londres si no es en canoa.
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